jueves, 25 de mayo de 2023

REALIDAD REPETIDA


Lo que se promete se ha de cumplir. Allá voy. 

Pero antes de seguir, debo explicar que este cuento, 

- ¡Ah...es un cuento...! 

que si sé cómo empieza pero no cómo terminará, no lo es al uso. 

- ¿Ya empezamos con excusas...? Sigue leyendo y  verás.

No tiene personajes románticos, ni príncipes, ni hadas. 

Vaya ¡que es un churro de cuento!  Cuando te pones pesado sabes hacerlo bien. Anda lee, lee de una vez 

- Sigo y no me vuelvas a interrumpir, sino la paella que tenemos pendiente en Port Lligat la pagas tú ¿vale?

Pues eso, que no es un cuento a la usanza, es un trozo, un retazo de la película de la vida de un hombre cualquiera. De tantos y tantos con que podemos cruzarnos por la calle. Aunque el  protagonista, no tiene ni nombre y los actores secundarios tampoco son conocidos. Y me veo en la obligación de aclarar que, aunque nuestros escritos siempre tienen algo de nuestras propias vivencias, tampoco es el caso del autor del cuento. Aunque eso si, el autor podría hacer suyas más de una escena de las relatadas.  

 *****

- veces quedaba abstraído meditando sobre tantos y tantos acontecimientos que nos envuelven. Pensaba que solemos estar pendientes de lo que nos rodea. Nos ocupamos y más aun, nos preocupamos por el qué dirán… Vivimos con nosotros mismos. ¡Ensimismados! Filtramos los estímulos externos en función del grado en que nos afecten y la incidencia que directa o indirectamente lleguen a tener sobre nosotros. Autodefensa e instinto de supervivencia dicen que los psicólogos llaman a eso.

Y sí, no hay duda de que somos seres interrelacionados. Necesitamos y utilizamos el contacto, la relación con los demás para formar, consolidar y reforzar entre otras, nuestra propia personalidad. De ahí que según en el medio que nos movamos nuestras costumbres y tendencias morales, sociales y personales pueden estar influidas hacia lo que domine en ese medio. Un niño criado en el hampa tiene infinitas posibilidades de acabar delinquiendo y es muy diferente a otro nacido y criado en un barrio residencial de cualquier ciudad. Nadie pone en duda esto, aunque sus excepciones tiene.  

Por un momento se alarmó al darse cuenta que entraba en terreno peligroso. Pero se tranquilizó al reconocer que no era su pretensión caer en la manida idea o teoría de la predeterminación de la forma de vida de la persona según sus orígenes y mucho menos en defender esta teoría privando a cada ser de la libertad, en mayor o menor grado, para liberarse así misma de ese medio. Y acababa en silencio pensando que a unos les será más difícil que a otros, pero siempre existirá algún momento o alguna oportunidad en la vida para variar esa trayectoria. Aunque cueste, y si, cuesta mucho.

Defendía ardientemente que todos nosotros tenemos una  imagen de nuestra personalidad, de nuestra forma de ser que se manifiesta inevitablemente. A lo que hay que añadir la que, pensamos, puedan tener los demás de nosotros. Insistía en que cada uno de nosotros piensa que tiene unos rasgos positivos y también negativos. Normalmente vemos sólo los positivos y es muy humano dejar de lado, obviar, los negativos.

Y se repetía que muchas veces actuamos y movemos ficha más en función de lo que creemos que el de enfrente juzga o piensa de nosotros, que por la propia convicción de la necesaria forma de actuar que requiriera el momento. De ahí que muchas veces salten chispas, pues solemos sentirnos incomprendidos, mal interpretados e incluso maltratados. Pero resulta que cuando llega el momento y le pedimos explicaciones a la otra parte, ésta tiene sus razones. No lo entendemos, nos cuesta aceptarlo, nos parece imposible y realmente lo que sucede es una clara falta de sintonía entre lo que pensamos que piensa el otro y el pensamiento o imagen que él realmente tiene de nosotros. Y viceversa.

 A todas estas sus elucubraciones yo le contestaba,

 -  Déjate de filosofías baratas...  

 -  Vale, ¿pero me aceptas que te narre el cuento...?

 -  Anda, venga, te escucho.  Le dije para ver si callaba.

 - Allá va. Pero si lo encuentras, largo y pesado, lo siento. Si cursilón, ponle tú remedio. Si le ves algo de provecho, menos mal, algo habré ganado. Y es que como sabes ¡siempre me muevo por "puro egoísmo".

Me recliné en la butaca, rodeé con mis manos la caliente taza de café y me dispuse como tantas veces a escucharle.

- Descafeinado, verdad, porque tú eres capaz de darme del otro para que acabe subiéndome por las paredes...

- Eres desconfiado y desmemoriado, sabes de sobra que es el mismo que tomo yo, anda y escribe de una vez.

 *  *  *

Expresión vulgar : ¡El golpe fue morrocotudo!  

Expresión más fina : ¡Tanto le afectó que pensó que se había equivocado de persona, pero al final  acabó viendo que era él!  

                                                     *  *  * 

Va entrando en años. Va viendo cómo se le escapan las hojas del calendario,  y ahora ya no tacha los días, ahora ¡recorta meses! Peina canas y su enfado no lo es tanto por lo plateado de sus sienes como por la escasez de pobladura de las mismas.

Pero se siente satisfecho. Sin embargo últimamente las cosas parecen torcérsele. Y cuando repasa mentalmente situaciones buscando motivos siempre llega a las mismas conclusiones. Los demás. Si, son ellos los que fallan. Pero no se percata de que siempre piensa en pasado. Parece ignorar el presente.

Pensaba que era un modelo de buen hijo. Pensaba que era un buen padre de familia. Pensaba que era buen compañero de trabajo. Pensaba que era justo y ecuánime con los que le rodeaban. Pensaba que con él no iban muchas de las injusticias que les toca vivir a tantos y tantos semejantes. Pensaba que más que estar él, deberían estar con él. Estar agradecidos. El era un modelo a seguir. Pensaba que era un modelo a seguir. Pensaba...pensaba siempre en  él

 Un día escuchó algo que le inquietó.

 - ¿Te has parado a pensar que tu hija tiene ya 14 años? Tu hija ya no es TU hija.

Le inquietó durante unos minutos. Sus muchas actividades le robaron aquel pensamiento. Y por si acaso se repitió,

 - Siempre será mi pequeña, la niña de mis ojos...

Aquel día su madre había estado muy exigente con él. Ella, que no trabajaba. Que no tenía nada que hacer. Que le sobraban las horas. Ella, su madre, a la que tantas muestras de cariño había dado, se permitía echarle en cara que hacía más de un mes que no la había visitado. ¡Pero bueno…! ¿Tanto le cuesta venir dando un paseo, o coger el autobús? A mí con esas, a mí que trabajo más de catorce horas diarias.

                                                    * * *

 - ¿Pero es que no saben sincronizar los semáforos? ¡Incompetentes…!!!

El coche no tenía la culpa, pero pagaba su mala leche. Los acelerones no eran más que los improperios que no pudo lanzarle al relamido e incompetente del jefe, y a más de un compañero en propia cara. Camino de vuelta a casa, derrengado de trabajar, con la cabeza como un bombo, no era capaz de borrar aquel recuerdo. qué barbaridad, a él... ¡Le habían llamado egoísta! le habían dicho mal compañero…le habían dicho…A él que se pasaba horas y horas arreglando incidencias de otros. A él que entraba el primero y salía el último. A él que si era necesario trabajaba hasta en domingo. A él que…No, no era posible. Tenía que haber una equivocación. No podía ser que sus compañeros le hubieran dado la espalda.

 

* * *

 Su entrada en casa lo dejó aun más atribulado, amargado.

- Te esperábamos hace rato. El niño necesita que le ayudes a resolver un problema de matemáticas.

- Pero bueno ¿es que tú no lo sabes…? ¿Tanta universidad y doctorados y no sabes ni eso? Dejadme en paz ahora, estoy muy cansado. ¿es que no veis que trabajo muchas horas…?

Y aunque no dio un portazo, salió casi sibilinamente y se dirigió al bar de al lado.

 * * *

- ¡La leche! es que ni en casa puedes estar tranquilo… mascullaba para sus adentros.   

Se conectó  a un cyber, entró en el chat que de tanto en tanto visitaba y, menos mal, allí estaba aquella criatura que tanto le comprendía. Si, era Ella a quien necesitaba en esos momentos.

- ¿ Por qué mi mujer no me trata así?

Se repetía para ahogar el gusanillo interior que le acusaba de abandono de sus obligaciones…

El último trago de whisky acabó de ahogarlo. Al gusanillo de su conciencia. 

La pantalla del monitor avisaba que la belleza invisible, su belleza invisible, le decía adiós. Le envió dos rojos y ardientes besos camuflados en unos emoticones y con la dulzura que no utilizó con su familia la despidió. Satisfecho volvió a entrar en casa.

 

                                                   * * *

 Por fin llegó la tarde del domingo. Y cumplió con su obligación.

- Ese delantero es un petardo… Además el entrenador, ni idea. Y mira que se lo digo a Fulano, pero nada. Yo con ese no vuelvo más al fútbol, no tiene ni idea. Además siempre quiere tener razón. Mira, sabes qué te digo, que se fastidie, yo con tipos así no me gusta tener trato. 

* * *

 Tarde otoñal de dulce modorra. Descabezaba un sueño en el sofá.

 - Ring…ring…ring… le despertó de su dulce letargo el teléfono.

- ¿Otra vez usted? Mire señorita, yo ya pago mis impuestos, y muchos. Además ¿qué culpa tengo yo de que los ricos se hagan cada vez más ricos a costa de que los pobres sean cada vez más pobres? Lo ve señorita ¿lo ve como lo entiendo? Lo siento mucho señorita, le deseo suerte…  

Y seguía rezongando entre dientes;

- Mira que es la gente. Esta mañana me aborda una muchacha con un niño en brazos y me dice le dé algo para comprarle leche al crío. Es que no hay derecho cómo explotan a esas criaturas. Y saliendo de la oficina tres mujeres casi me meten por los ojos esa revistucha esa de La Farola, y claro, uno no llega a tanto…

 -  ¿Qué mascullas hombre, qué mascullas?

-  Nada mujer… pensaba en voz alta. Es que no hacen más que pedir, por teléfono, en la calle, en todos los sitios.

-  Si, es verdad, pero le habrás dado algo a alguno, ¿no?  

- Pues no mujer, que no, que no puede ser. Trabajar, eso es lo que tienen que hacer. ¡A trabajar los pondría yo a todos!

 

                                                   * * *

Ella se resistía y con suma delicadeza apartó su mano. Estaba realmente cansada. Por otra parte cada día que pasaba su corazón iba quedándose más frío, tan frío que lo sentía helado. De él, en tiempo, ni un dulce soplo de aire caliente en forma de ramo de flores. Ni un tierno beso a escondidas... Ni una palabra que acariciara sus oídos. ¡Y las necesitaba tanto…!

-  Escúchame mujer. Esto no puede seguir así. No pinto nada aquí. Tú ni me haces caso. Los chavales… para esos como si no existiera, solo me buscan para pedirme dinero. No puede ser. Yo que me paso el día trabajando como un enano. Que me desvivo por vosotros. Que tenéis todo lo que queréis. Nada, nadie me lo agradece.

-  Hombre mira. No quería decírtelo, pero ya que has sacado el tema ¿Qué piensas que hago yo? ¿Qué piensas que tengo yo? Cuando aún no ha huido la noche, en la madrugada, me despego de las sábanas mientras tú aún disfrutas del último y más dulce sueño, te arropo y salgo de puntillas. Te preparo el desayuno, preparo a los niños, preparo las cosas de la casa. Después hago las compras diarias y además trabajo por las tardes en aquella tienda que me pagan cuatro duros soportando las histerias de la jefa y lo que aún es peor, los caprichos de las clientas. Llego a casa tarde y vuelta a empezar, como si el día no acabase nunca. Finalmente, rendida, acabo midiendo toda la largura del colchón. 

Medio se incorporó en el lecho y con voz que denotaba la seriedad de su comentario, siguió;

- No hombre, no, no farfulles entre dientes. He entregado mis mejores años a esta familia y estoy contenta de ello. Lo he hecho por el cariño que os tengo. No espero que nadie me lo agradezca, aunque, ¿sabes? tampoco me vendría mal una palabra de ánimo de vez en cuando. ¡No pienses sólo en ti, hombre! Y ¿te extrañas de la actitud de los niños? que, por cierto, de niños ya nada y tú ni te has enterado de ello. ¿Cuánto hace que no disputas a tu hijo una partida en la Play? ¿Cuánto hace que no le acompañas a una excursión como cuando era pequeño? ¿Cuánto que no le regalas un CD a tu hija? Y yo… aquí me tienes. Ya lo sé, no soy ciega, los años van dejando su huella. Y te equivocas si piensas que no deseo satisfacer mis deseos, pero, no lo olvides, la carne no se mueve si el espíritu no la empuja… 

-----* * * -----

 El blanco roto del techo era su único paisaje. Horas y horas muertas encogido y agarrotado por el dolor. Ahora, más sereno, ya podía centrarse en pensar en sus últimos días. Esos últimos días en los que todo parecía ponérsele en contra.

Como en una película en technicolor pasaban las imágenes por su mente.  

Y veía a su madre que cada día tenía más dificultades para caminar, para valerse por si misma. Cómo le era imposible subir aquellos altísimos escalones de acceso al autobús, que pasando a toda velocidad la dejaba plantada a la espera de la llegada de otro imposible.

Veía corretear a dos criaturas que de pronto y como por arte de magia se transformaban en adultos y no los reconocía.

La cara joven y alegre de una mujer soñada, le sonreía y hacía guiños pero cuando se disponía a alcanzar las suaves curvas de su frágil figura se desvanecía como por ensalmo y se topaba de frente con el rostro sereno de su mujer surcado ya por alguna arruga que lo embellecía aún más.

Veía la oficina. Aquella oficina que pensaba, estaba seguro, no podía funcionar sin su omnipresencia. Pero resulta que estaba ordenada, puede que más de lo que él estaba acostumbrado a verla y a los compañeros se les adivinaba contentos y acababan la jornada puntualmente. Nada quedaba atrasado.

De pronto se veía en medio de la multitud enfervorizada que cantaba los goles del denostado delantero y además su compañero, Fulano, lamentaba no poder tenerle junto a ellos disfrutando del momento.

Con dolor cerraba los ojos huyendo despavorido ante la imagen aterradora de una multitud de niños famélicos y moribundos perseguidos a amenazadora distancia por una colonia de hambrientos buitres, a los que no lograba espantar aquella muchacha que ¡qué casualidad! tenía la mismas facciones que la que días atrás le suplicaba unas monedas para comprar leche a la criatura que llevaba en brazos.

Y el techo se le venía encima lleno de Farolas, de caras llorosas de niños, de manos huesudas y temblorosas que le suplicaban.

Por fin y como en un remanso de paz dentro de aquellas enloquecedoras secuencias, una mujer de dulce y serena faz le acariciaba la frente y solícita  empapaba sus labios ardientes por la fiebre, con un hilillo de agua fresca. Su imagen le era familiar, seguro que la había visto antes, pero no era capaz de reconocerla. Junto a ella dos jóvenes exultantes de vida. Una guapa muchacha y un apuesto chaval. La mujer les hablaba y ellos asentían, pero él no lograba entender nada de lo que decían, parecían hablar en un idioma para él desconocido. De pronto ve que se despiden de aquella mujer. Él quiere retenerlos. No puede y se desvanecen por una puerta inexistente.

Despierta sobresaltado. ¿Ha sido un sueño? No, se siente despierto y nota la vida a su alrededor. La bella mujer de dulce y serena faz que está junto a él, es su esposa. Dos jóvenes llenos de vida le estampan un beso en su mejilla y le susurran;

-  Gracias papá, estamos muy orgullosos de ti.

Por fin una lágrima logra romper la coraza del duro personaje en que acostumbraba a enfundarse y tras ella fluye un llanto reparador. Acababa de encontrarse consigo mismo. Veía más claras las cosas. Comenzaba a entender la prioridad de lo importante sobre lo urgente. Comenzaba a entender que lo importante para que su vida no quedase en una película de grandes héroes imposibles y llena de insatisfacciones, eran, si, todas aquellas cosas que hasta ahora consideraba menudas, sin importancia.

 

* * *


Expresión vulgar: ¡El golpe fue morrocotudo…!  

Expresión más fina :  ¡Tanto le afectó que pensó sque e había equivocado de persona pero al final  acabó viendo que era él…!  


----* * *----

Epílogo : Por fin se reconoció. No era perfecto, ni admirado como él pensaba y deseaba. Pero aquellas lágrimas tuvieron la virtud de devolverlo a la niñez y descubrir que podía ser feliz como cuando niño jugaba con una pelota de trapo, Besó a su mujer. Descubrió una piel suave pero firme. Abrazó a sus hijos. Y sintió los latidos de aquellos corazones ávidos de cariño. Una última lágrima selló sus labios evitándole articular palabra alguna. Por fin durmió sereno y tranquilo.

  

                                FINAL  1

 

             Noticia de prensa.

 

- Ayer, cerca de las siete de la tarde un vehículo descontrolado atropella a dos peatones. Uno de ellos, gravemente herido a resultas del fuerte impacto yace inmóvil en el suelo. El conductor, también con serias lesiones, actúa con suma celeridad ante la mirada atónita de un numeroso grupo de mirones realizando unas primeras y básicas actuaciones de ayuda lo que logra mantener con vida aquel cuerpo hasta la llegada de la ambulancia. 

Los atropellados son emigrantes de origen senegalés. Según los primeros indicios con que trabaja la policía local, al parecer el vehículo sufrió un descontrol al intentar eludir un choque frontal con otro coche que circulaba en sentido contrario. La investigación sigue abierta.

                                             ---------------- 

Parte facultativo. Ingresan dos personas de mediana edad con politraumatismo agudo a resultas de un accidente. Uno de ellos es el conductor del vehículo causante de las lesiones. La rápida y eficiente actuación  de dicho conductor, logra, por escasos minutos, salvar la vida del herido. Pronóstico grave, pero no se teme por la vida de ninguno de ellos.

  

FINAL  2

 

              - ¡Me invitó a que lo pusiese yo…!

 Y a ti, amig@ lector te lo paso ahora.

                                              

luis "lobato               En Gema, con mi madre, octubre del 2000





martes, 10 de enero de 2023

Tú tienes la Paz y yo no tengo el Bien...

Esta nueva entrada en mi blog es una excepción que me veo obligado hacer. Se trata de mi respuesta a un Comentario subido a la entrada;

 Domingo, 8 de enero de 2023

Gema...¡eres aún más bonita que tu nombre...!

 Lo hacía así:

 Isidro Q. R. 9 de enero de 2023, 9:59

Luis, alma de poeta.
Tu libro "LA PLUMA Y LA PALABRA", de obligada lectura por forma y contenido.
Tu amistad desde el año 1955. Eterna.

***

 Sinceramente creo que debo transcribir aquí lo que le contesté pues, me consta que muchos de los Comentarios no son leídos como se hace con las propias Entradas. Y es que Isidro, mi amigo, se lo merece.

Esta es mi respuesta;

 ************

 Hola Isidro.

Isidro es mi sosias y por ende siempre que puede me regala unas rosas disfrazadas de alabanzas. Las rosas nunca engañan.
Esta vez deseo contestarte con una rosa roja que emulará mi pluma.
Te lo mereces, maño...!

Citando tu amable comentario, escribo que;

Cuando los favorables hados, esa fuerza desconocida que influye en nuestra vida, facilitan que,  un corazón de oro, el tuyo, que lo conozco,  y un alma de poeta, tú así me ves y yo me honro en ello, se encuentren, no puede por menos que nacer una amistad inquebrantable.
Ya ves, Isidro, van pasando los años...
Pasan tiempos oscuros.
Y momentos de gloria...
Días de sol y rosas entre tango y tango...
Tus tangos...! Qué no sabré yo de ellos..!
Tus pies que se transforman en gaviotas porteñas haciendo cabriolas entrelazados justo en el momento que esperabas...
Si, Isidro, son tus tangos que ni Gardel soñara...

Siguen pasando días de silencio que se esfuman como el humo de los cigarrilos que a escondidas fumabas, sin dejar rastro hasta que, de nuevo, esos mismos hados, configuran nuestro destino para volver a vernos.
Y en el abrazo, tú volviste a encontrar mi alma de poeta y yo tú corazón de oro
Los mismos y lo mismo que cuando teníamos tan pocos años que sólo habíamos cortado once escasas hojas al que pareciera eterno calendario de nuestra vida.
Porque tu corazón de oro, y esa que tú llamas mi alma de poeta, viven en cuerpos ya doblados pero no rotos con el mismo espíritu e ilusión de su niñez. La nuestra.

Bien lo sabes, Isidro. Tu corazón de oro ha sido muchas veces la necesaria muleta para mi alma de poeta.
Tú nunca mentirías, por tanto, con la humildad franciscana que nos inculcaron quiero y debo decirte que lo acepto.
Mi buen y fiel amigo, no me regañes. Deja que acabe.

Los  que tienen un corazón de oro no lo saben, por eso siempre, siempre serán inseparables de los que tienen un alma de poeta.

Tú tienes la Paz y yo no tengo el Bien. Necesito tu Paz, con ella alcanzaré el Bien.

¡Un abrazo, mañico...!

luis, y a la vez, su inseparable sosia "lobato"



Imagen tomada de la red dxe libre disposición que nada tiene que ver con el amigo Isidro. El baila aún mejor...!






domingo, 8 de enero de 2023

Gema...¡eres aún más bonita que tu nombre...!

Gema...

Si, Gema, el pequeño pueblo que me vio nacer. 

Las acogedoras calles por donde aprendí a andar. 

Los rincones por donde me escondía jugando al escondite... 

Las gruesas paredes de barro que me acogieron al nacer. Poco a poco me vieron crecer y soñar con un mañana feliz.

Gema, eres aún más bonita que tu nombre.

Gema, anclados en tus entrañas te admiran y te mecen una infidad de árboles que verdean y, cuando son acosados por el viento, se inclinan para saludarte. Llegado el invierno, te ofrecen su imagen blanca de escarchas y rocíos helados con gruesos carámbanos cubriendo los terrones de los barbechos.

Y el eterno murmullo de tu arroyuelo que cantarín va regando los verdes mantos de las eternas praderas bañadas de sol y teñidas de blanco en los largos inviernos. Tu arroyo, eterno remanso de paz. 

Gema...tus cielos son aún más cielos cuando en su reververante azul espejean las eternas nubes a las que solo se atreve a retar la imponente mole pétrea de tu iglesia. Oro puro bruñido para hacer más preciosa la gema que escondes, Gema.

Campos dorados de ubérrimas mieses que se extienden más allá de la vista y cual mar calmo se bambolean bailando con los suaves soplos del viento. O se inclinan dobladas, cuando el céfiro brama, sustentado el ubérrimo peso de los dorados granos que atesoran.

Eternas llanuras que alegran con sus cánticos infinidad de aves y avecillas a las que ofreces amparo. 

Feraces extensiones en en las que se acaban abrazando los cielos con la tierra en un sinfin de diversos colores.

Amapolas que pintan los campos de un rojo subido en sus lechos verdes donde revolotean las mariposas y parecen jugar al escondite los jilgueros. Amapolas y margaritas de campo...

Y acaba la tarde con celajes claros teñidos de suaves carmines y grises. Tus colores reflejados en el fin del mundo.

El fin del mundo que en su despedida acaba regalándonos el maravilloso cuadro de los trigales bañados por los útimos rayos del sol, bajo el manto que poco a poco irá dejando paso al nacimiento de un nuevo día y con él, otra vez la vuelta al mundo. 

A un nuevo mundo lleno de luz y de vida. Tu luz y tu vida, Gema. Nuestra luz y nuestra vida en Gema.

Gema, llevo tu nombre grabado en un trocito de mi corazón dedicado a lo imperecedero, porque el día en que mis ojos nunca más puedan llenarse y gozar de tu luz, tú, pueblo mío, seguirás tan vivo como siempre muy a pesar del vacío que vas soportando.

Gema...qué lejos y a la vez qué cerca porque siempre vas conmigo.

***

 En Gema, con mi madre en la humilde casa que me vio nacer.  Octubre de 2018

Luis  - Lobato -    



Video filmado por el autor del blog. Editado por L.R.B.





lunes, 26 de diciembre de 2022

Qué fue de tanta belleza...


Como inútil despojo

llevada por el viento

se detuvo a mis pies 

y la cogí del suelo,

pobrecilla hoja seca

sin frescor, solo nervios.

Amiga de la luz 

y del pájaro en vuelo

hecha de transparencia

efímera en el tiempo.

Con ella me hice un cuadro,

la pegué sobre el lienzo

dos brochazos, no más,

y sobre ella estos versos.

Tal vez pensando en mi,

tal vez, con el deseo

de que cuando yo caiga

falto de vigor, viejo

una mano amistosa 

me levante con tiento

como yo aquella hoja

llevada por el viento.



Fotografía del autor del blog



jueves, 24 de noviembre de 2022

Mis padres, su retoño, y un retrato al carboncillo...

Hola amig@, muy buenas tardes. Buenas tardes-noches porque además con el cambio de horario me regalan una hora de vida…! Pero me acortan la luz dorada de la tarde empujándome inmisericordes a las prematuras tinieblas. Y es que no soy nada nocturno, soy más alondra que mochuelo, prefiero la luz. La luz que me recuerda la vida. La luz que crea vida, aunque la mía tengo la convicción que se fraguó más de noche que de día… 

Lo que comento ahora, el núcleo principal, fue escrito en su día en el tiempo presente del verbo ser. Él/lla es, vive.... Para mi desconsuelo, hoy debo reescribirlo en el pretérito imperfecto del mismo verbo. El verbo ser. Él/ella, era...ya no vive.

Antes te decía que lo de la luz y la vida me acercan sin querer a mi recordado padre cuando mi madre nos hacía estar en casa medio a oscuras. Mi madre era muy alegre. Era como unas castañuelas. Cuano escribo era, mis dedos se tensan y encogen como ateridos por el frío y se niegan a escribir. Mi madre siempre estaba dispuesta a reír. Siempre cantando… y, curioso, a nadie de casa nos cansaba, es más, intuíamos, sabíamos que si no cantaba era porque algo debía pasarle. Al bueno de Ismael, mi padre, se le caía la baba escuchándola. Más cuando a él la naturaleza no le dotó de lo que llamamos oído, desafinaba más que una guitarra rota, que ya es decir.

Mi recordada madre no era ninguna santa, aunque sé que lo intentaba, pero era muy alegre. Tan alegre que era capaz de disimular algunas penas envueltas, en una canción. 

Pero ya ves, siempre le gustó la umbría, la semioscuridad de la humilde casa de gruesas paredes de adobe que para ella, esa umbría buscada la hacía más íntima, más suya. Eso decía. 

 Y ahí ves a mi padre que se enfadaba y cuando una vez y otra también le entornaba los porticones de la ventana o le apagaba la luz quedando todo medio a oscuras siempre le escuchaba lo mismo;

- ¡Ángeles, mecagüencrista, abre la ventana mujer, que ya tendré tiempo de estar a oscuras cuando me metan en la caja…!

Así, cuando en mis largos ratos pasados con ella en esa casita que me vio nacer, mi madre, cuando le regañaba porque me hacía estar más a media luz que a luz entera, me decía muy taimada;

- Si hijo, si, ya me lo decía tu padre… y dejaba caer unas lágrimas que arrastraban la pena acumulada desde la última vez que lloró. Y a lo mejor fue no más de cinco minutos antes.

Entonces, tras haberse secado las lágrimas, entornaba sus ojos, vivarachos como siempre, aunque ya algo velados por el tamiz de la edad y  mirando la fotografía de mi padre que colgaba en la pared junto a la suya, le soltaba otro piropo;

- Ay Ismael, Ismael…pero qué bueno y guapo eras ¿por qué te fuiste tan pronto?

Inevitablemente, mi vista, ligeramente nublada por la emoción, se paraba dulcemente en la fotografía colgada al lado de las suyas. En ella lucían juventud, guapura y lozanía una joven pareja y en medio de ellos el que presumiblemente era su retoño. La pareja; mis padres muy jovencitos. El retoño; el que esto escribe con muy, muy pocos años…

Iba a escribir, qué triste la vida. Ellos ya no están y yo soy viejo…Ellos se fueron y quedé solo...¿Por qué, por qué, por qué...? Si, ya sé, la vida pero...

Pero no, en honor a ellos que siempre fueron el alegre, firme y cariñoso espejo en que me reflejé, debo escribir;

¡Qué bonita la vida vivida así, a pesar de todos los pesares! 

En aquella humilde casa, siempre reinó y revoloteó más el cariño y la alegría  que la tristeza y las no pocas dificultades habidas para sacar adelante a la familia. Todo eso, las dificultades, han quedado atrás, solo pervive el recuerdo de la felicidad ganada a pulso contra viento y marea.

Recuerdos… Si recuerdos ¡mis recuerdos!  

Hay quien dice que recordar no es lo mejor, que hay que dejar atrás lo vivido y mirar hacia delante, al futuro. Que digan lo que quieran, yo puedo asegurar a esos del; consejos vendo que para mi no tengo, que sin esos recuerdos mi futuro sería bastante triste. O sea, la fotografía de mi vida tendría más nubarrones y claro oscuros que nubes y nubecillas blancas y sedosas todo y a pesar de las negras tormentas que en más de una ocasión intentaron oscurecerla.

Y hasta que el gélido y exterminador soplo de la Parca borre todo de mi cerebro, nadie podrá convencerme de lo contrario.

****

Curioso...cuando reinicié este escrito la atmósfera, eso que solemos llamar cielo, estaba preñada de nubes tan negras como la boca de un lobo. Cuatro gotas fueron suficientes para deshacer el malhadado augurio. Y ahora que salgo a la terraza, la cálida y dorada luz otoñal de un sol casi moribundo ciega mis ojos. Solo alguna nubecilla que otra dejan constancia de la fallida tormenta.

¿Será un augurio...? Más de un amigo diría que la fuerza de mi cerebro habría logrado lo que casi considero un milagro.

Yo me río y pienso que apañado estaría si me fiara del poder de mi mente ya que la pobre flaquea más que la de un mosquito “jarto de vino

Ahí te dejo estos cuatro pensamientos bordados con la emoción de lo que me han hecho recordar y dibujados con el cariño que siempre pongo en lo que escribo para que lo leas. Gracias por hacerlo.

  


  Foto del autor del blog

Esta es la fotografía a la que más arriba hacía referencia. La he encajado en un fondo simulado.

In illo témpore, en aquel tiempo, que diría un pater al iniciar un evangelio, corrían por aquellos pueblos de Dios, unos retratistas,  fenomenales dibujantes, que cuando los pobres, la gran mayoría de las familias lo eran, no podían pagarle la toma de fotos ya que las placas, revelados, etc, tenían un coste inalcanzable para ellos, les pedían alguna fotografía de los que iba a retratar, o sea, a dibujar. Y así, con mucho arte y no poca destreza encajaban y juntaban las figuras, caso de ser más de una como en este caso, haciendo un precioso retrato al carboncillo. Por supuesto, mucho más barato que las fotografías químicas y es que por entonces no se valoraba tanto el tiempo como ahora porque lo que se buscaba, además de las cuatro perras para ganarse el sustento, era el disfrute del acto de dibujar y la alegría de los fotografiados al verse. Y así fue como juntanto unas fotos de mis padres de mozos y la de su chavalín, este que escribe, hizo esa bonita composición. Siempre que veo esa foto, me viene a la cabeza el disgusto que debió tener esa buena mujer cuando con los años vio que el cabello de su hijo, que tanto se cuidó ella de ondular, se convirtió en un racimo de pelo indomable. 

De ahí, más adelante se ganó el mote de Lobato que lleva con mucho orgullo. 

Gracias por llegar hasta aquí. Y vive, ya sabes...